Consejos para cuidar tus piezas
Cada pieza hecha a mano tiene su historia, su textura y su manera de estar en el mundo. Algunas son funcionales, otras más escultóricas, otras simplemente están para mirar o tocar. Y cada una requiere un cuidado distinto, según su estado de cocción o su acabado.
Aquí comparto algunos consejos sencillos para que tus piezas te acompañen durante mucho tiempo:
1. Si la pieza está cruda (sin cocer):
Estas piezas son frágiles. El barro aún conserva humedad interna, y cualquier contacto con agua o golpe puede dañarlas o disolverlas.
🟤 Consejo: Evítalas en espacios húmedos, no las toques con manos mojadas y mantenlas alejadas del polvo excesivo. Se limpian solo con un pincel seco y suave.
2. Si está bizcochada (primera cocción sin esmalte):
Es porosa y delicada. Absorbe todo: agua, grasa, olores. Es una etapa transitoria en el proceso cerámico, pero algunas piezas se quedan así, con esa piel abierta y mate.
🟤 Consejo: No las mojes ni limpies con paños húmedos. Lo mejor es el aire, el polvo leve, y un trato con mimo.
3. Si lleva engobe sin cristalización:
Tiene una capa de color o textura, pero sin protección vítrea. Es mate, terrosa, muy sensible al roce o al agua. Puede marcarse con el uso.
🟤 Consejo: Evita frotar la superficie y no uses productos de limpieza. Si se llena de polvo, un pincel suave o una pera de aire (como las de fotografía) puede ayudar.
4. Si está esmaltada:
Estas piezas ya tienen una capa vítrea que las protege. Algunas pueden usarse para comer o beber, otras no. Cada una está pensada con una intención.
🟤 Consejo: Puedes limpiarlas con agua y jabón suave. Evita cambios bruscos de temperatura. Si la pieza es utilitaria, no la metas al microondas o al lavavajillas a menos que esté indicado.
5. Si la pieza es decorativa o escultórica:
Muchas de ellas están hechas para convivir contigo en un estante, una repisa o una pared. Están pensadas para durar, pero también para que te acerques con cuidado.
🟤 Consejo: Busca lugares estables, evita el sol directo prolongado y límpialas con un paño seco o una brocha suave.
En resumen
Cada pieza tiene su carácter, su cuerpo y su piel. Cuidarla no es complicado: solo hace falta un poco de atención, como con cualquier objeto valioso para ti.
Y si alguna vez no estás segura de cómo tratarla, puedes escribirme. A veces, una pieza también necesita que le pregunten qué quiere.